DIGAMOS... UNOS PENDIENTES

Voy por la calle mirando
escaparates y viendo
con dolor de corazón,
el enorme disparate que cuesta cualquier objeto
de oro y algún brillante,
Haberlo pensado antes,
lo que quiere son brillantes…
Pero yo digo, si tiene
ya brillante la sonrisa,
brillante la dentadura
y brillante la mirada, ¿no es cosa descabellada
el sumirme en la locura
por un brillante de nada?
De pronto, la solución
se me metió entre las sienes
en forma de la canción
de unos grandes almacenes
que se extienden por Madrid desde Preciados a Argüelles.
Corro, sin más dilación,
a la sección joyería,
(junto a la papelería)
y pregunto al dependiente
que atiende con profesión,
a mí, que soy el cliente:

- Buenas tardes, yo quisiera
regalar a una mujer,
en edad de merecer,
algo que no subiera
de una cantidad ingente,
Digamos…unos pendientes,
y que lleven un brillante
y los quiero en este instante.
¿Qué valen los del estante?
Dos mil señor, me contesta.
- ¡ Son baratos vive Dios!
pero tengo la mitad,
es igual, me llevo uno.
- No es posible, no señor,
-me contesta el dependiente-
pues tenemos dos orejas
los pendientes que vendemos
los vendemos por parejas.
(Texto: sacado de internet, autor desconocido)
(Fotos: VK)

Pendientes cremallera, realizados con Delicas Miyuki de color negro y plata (La rocalla MIYUKI son cuentas de cristal japonesas, consideradas un referente mundial por su alta calidad y su uniformidad. Todas las piezas son casi simétricas, por lo que, las creaciones que se consiguen con ellas, son mucho más espectaculares); en el centro, facetadas blancas y negras. Digamos... unos pendientes brillantes, para regalar a una mujer en edad de merecer...

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