Curso Educación para la Ciudadanía es bloqueado por comunidad española

El año pasado en España se aprobó un proyecto de inclusión en la programación escolar de un curso denominado Educación para la Ciudadanía. Desde entonces, diversas instituciones del ramo elevaron sus voces de protesta hacia lo que parecía ser un intento de transmitir valores ideológicos combinados con la enseñanza diaria en las aulas. En total se presentaron 27,000 de las que se denominan objeciones de conciencia sobre el proyecto, por las cuales los niños no estrñan obligados a asistir a estas clases ni deberán ser evaluados sobre ellas. Esta campaña fue organizada por el Foro Español de la Familia con el apoyo de cientos de padres de familia en todo el país, mediante la cual se denunció el curso y se elevó a juicio. En los primeros días de marzo se dejó sin efecto la obligatoriedad del curso por decisión de los jueces españoles encargados del caso. Sin entrar en la controversia que generó el hecho de que uno de esos jueces era hijo del presidente honorario del Foro, lo que se dejó en claro es que los gobiernos (al parece también los democráticos) continúan intentando direccionar la ideología y la moral de su población, muchos de ellos en clara oposición a su propia constitución política, como parece haber sido este caso.

Educación para la Ciudadanía parece ser el nombre de un curso que todos podríamos confundir con el de Instrucción Cívica. Pero los contenidos no se limitaban a dar nociones de convivencia, urbanidad y vida en sociedad, sino que incluso evaluaban los sentimientos de los educandos, por dar un ejemplo. La educación como formador ideológico sólo se ha visto desarrollarse con libertad en las peores dictaduras y regímenes totalitarios. Su enseñanza servía para, a grandes rasgos, presentar todo lo relacionado con el gobierno como bueno y bien hecho y al resto como malo, violento o irracional. Mediante estos procedimientos se reducía significativamente la capacidad y el deseo ciudadano por la protesta, la crítica y la propuesta de nuevos caminos y soluciones.

Temas tan difíciles de detectar requieren de personas algo más suceptibles de lo normal, además de tener acceso a información y conocimiento de los efectos de estas medidas en el pasado y en otros países. Ellas fueron quienes se opusieron y explicaron los peligros de su aplicación. De haberse puesto en marcha con total libertad, en pocos años habría una brecha menos larga entre aquellos países con gobiernos autoritarios y de pensamiento único, y España. Aunque lo ideal sigue siendo su eliminación.

La aceptación de las objeciones por parte de la justicia española debe ser considerada como una victoria del humanismo en la educación, tan golpeado en las últimas décadas. Las instituciones españolas independientes han sabido defender la libertad de pensamiento de sus nuevas generaciones. Ahora es cuestión de permanecer alertas; no sólo en España...

Fuente:
Foro Español de la Familia

Foto:
El País

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