Cómo desarrollar el buen humor en nuestros hijos
Los niños son inquietos, curiosos e imaginativos por definición. Es por ello que el buen humor, la broma y la gracia tienen el mejor de los recibimientos en su vida y son fácilmente incorporados como un elemento muy importante en su proceso de socialización. La mecánica de lo gracioso es muy fácil de contagiar a nuestros hijos. Dependiendo de su edad, hay unos recursos que son más efectivos que otros.
A los seis meses de edad, puede ser algo tan simple como el taparse el rostro con las manos y descubrirlo rápidamente frente a él, como un simple juego de "ahora me ves, ahora no me ves". Esto se da porque en esta etapa sólo se aprecia el humor concreto, en el que se utiliza únicamente el cuerpo para generarlo.
A los dos años se puede trabajar con los significados y usos de los objetos y las voces. Por ejemplo, se pueden colocar elementos en lugares equivocados, como un zapato en las manos en vez de guantes. Eso bastará para lograr una fresca carcajada en los pequeños.
A los tres años, los niños se rien con un simple error al hablar, utilizando equivocadamente los nombres, señalando un "gato" y diciéndole "lagartija". También a esta edad es muy efectivo el asumir roles incorrectos; que un amiguito de nuestro hijo de tres años haga botar la pelota con torpeza no tiene nada de gracioso, pero házlo tú frente a tu hijo y serás testigo de un tremendo ataque de risa.
Finalmente, el humor entre los cinco y siete años puede usar la mayor capacidad de los niños para darse cuenta que las palabras pueden tener más de un significado. Es la edad de los acertijos.
En todos los casos, la repetición de las acciones fortalece aun más las bromas. Utiliza estas figuras y enriquécelas día a día con variaciones y acciones semejantes. Serán una hermosa manera de pasar un día de alegría, diversión y buen humor con la familia, y sobretodo ayudarán a que tu hijo crezca feliz, optimista y emocionalmente fuerte.
Foto: Sabiask
A los seis meses de edad, puede ser algo tan simple como el taparse el rostro con las manos y descubrirlo rápidamente frente a él, como un simple juego de "ahora me ves, ahora no me ves". Esto se da porque en esta etapa sólo se aprecia el humor concreto, en el que se utiliza únicamente el cuerpo para generarlo.
A los dos años se puede trabajar con los significados y usos de los objetos y las voces. Por ejemplo, se pueden colocar elementos en lugares equivocados, como un zapato en las manos en vez de guantes. Eso bastará para lograr una fresca carcajada en los pequeños.
A los tres años, los niños se rien con un simple error al hablar, utilizando equivocadamente los nombres, señalando un "gato" y diciéndole "lagartija". También a esta edad es muy efectivo el asumir roles incorrectos; que un amiguito de nuestro hijo de tres años haga botar la pelota con torpeza no tiene nada de gracioso, pero házlo tú frente a tu hijo y serás testigo de un tremendo ataque de risa.
Finalmente, el humor entre los cinco y siete años puede usar la mayor capacidad de los niños para darse cuenta que las palabras pueden tener más de un significado. Es la edad de los acertijos.
En todos los casos, la repetición de las acciones fortalece aun más las bromas. Utiliza estas figuras y enriquécelas día a día con variaciones y acciones semejantes. Serán una hermosa manera de pasar un día de alegría, diversión y buen humor con la familia, y sobretodo ayudarán a que tu hijo crezca feliz, optimista y emocionalmente fuerte.
Foto: Sabiask
Tags Blogalaxia: Humor, Broma, Gracia, Buen Humor, Niños, Familia.
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