Uso Correcto del Repelente de Insectos en Niños

Nada más placentero que aprovechar el sol del verano para ir de paseo a la playa o al campo. Sin embargo es necesario tener las previsiones del caso, pues ese mismo clima cálido tan ideal, es a la vez propicio para la reproducción de mosquitos, que no sólo pueden malograr un bonito día con su molesta compañía, sino que también pueden transmitirnos a nosotros y a nuestros hijos enfermedades como la malaria, encefalitis equina del este, fiebre amarilla e incluso el virus del dengue.

Los mosquitos son muy comunes en ciudades donde la humedad produce un ambiente ideal al combinarse con el calor y el aire frío. Las hembras de los mosquitos requieren de proteínas para la formación de sus huevos, las cuales obtienen de la sangre de los mamíferos. Generalmente, los huevos quedan inactivos a temperaturas bajas o de sequía, esperando las condiciones favorables para desarrollarse. Los lugares húmedos o recipientes con agua (floreros, macetas, depósitos) son favorables para su reproducción y multiplicación.

Los repelentes de insectos son de gran ayuda para evitar las picaduras de mosquitos, permitiéndonos seguir con nuestras actividades de forma normal. En la mayoría de estos productos existe una sustancia llamada N, N-diethyl-m-toluamida (popularmente conocida conmo DEET), la cual convierte a las personas en hospedajes poco agradables para los mosquitos. Entre algunas recomendaciones para su uso, te brindamos algunas de las más importantes:
  • No rocies aerosol ni bombees productos sobre los niños en áreas muy cerradas.
  • No apliques aerosoles directamente en la cara del niño. Primero debes rociar sus manos y luego indicarles que lo esparzan en su rostro, cuidando que no llegue a los ojos. Si el niño es muy pequeño, aplícaselos tú con tus propias manos.
  • No le apliques el repelente en cortaduras, heridas o piel irritada.
  • Usa suficiente repelente como para cubrir la piel expuesta de tu niño, o la ropa. No debes aplicar a la piel cubierta por la ropa. Este exceso no garantiza una mejor protección y es innecesario.
  • Al regresar del paseo, lava la piel tratada de tu hijo con agua y jabón.
  • No debes permitir que juegue con el repelente. Evita siempre que el producto este a su alcance.

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