La Educación en Niños Ciegos

La definición de niño ciego varía de un continente a otro; mientras en Europa se les considera así a aquellos niños cuya agudeza visual es inferior a 1/20, en los Estados Unidos debe ser menor a 1/10. Pero hablando desde el punto de vista pedagógico, el niño ciego es aquél cuya escritura es necesariamente en Braille y no en "negro" ( nombre dado a la escritura de los videntes). El niño ciego tiene que adquirir las mismas nociones que el niño que ve; nociones de tamaño, forma, posición y distancia. Para ello tendrá que esperar a poseer un aparato neuromuscular que le permita manejar los objetos, pues las experiencias se basarán mucho en el tacto y en la audición. Pero el niño ciego encontrará, como les sucede a otros discapacitados, muchos obstáculos para su desarrollo cognitivo, no tanto debido a su ceguera, sino más bien al entorno.

Estos niños suelen presentar transtornos del movimiento. Sin embargo, ello se da debido a la falta de visión y no a un transtorno fisiológico del sistema motor. Además, mediante la estimulación cutánea (piel) se le ayuda a construir el esquema corporal y el espacio exterior. Pero la actividad cutánea y auditiva por sí solas no pueden paliar la deficiencia visual, por lo que no es de extrañar encontra cierta lentitud y retraso con respecto al desarrollo normal que con el tiempo podrá ir superando.

En cuanto al lenguaje, suele ser característico un estancamiento alrededor de los tres años, momento en el que se produce un parloteo solitario que se conoce con el nombre de verbalismo.

Las caracterísitcias más destacables de su personalidad son: dependiencia del adulto, ansiedad, falta de competición, sensibilidad a las frustraciones. Aunque estos temas están más relacionados con las características del ambiente y del cuidado familiar que a la propia deficiencia.

Es muy probable que los niños ciegos presenten dificultades en diversos aspectos, tales como autocuidado, social, académico y psicomotriz. La educación del niño ciego debe llevarse a cabo cuanto antes. La estimulación precoz, con la participación de la familia, es el tratamiento más adecuado: Los padres serán los encargados de proporcionarle al niño los elementos que por si solo no llegaría a conocer, brindándole experiencias táctiles, manipulación de objetos, estimulación auditiva, etc. La psicología evolutiva ha demostrado la importancia de los primeros meses en el desarrollo de los niños con deficiencias. Es por ello que, al momento de educar al niño ciego, hay que tener en cuenta su limitación para explorar el medio y para desarrollar el tacto, su limitación para adquirir el lenguaje y su limitación para moverse.

Asumir su rol en la superación de estos problemas en el niño debe ser el primer obstáculo a superar por parte de los padres de familia. De esta manera seguirán el difícil camino que les espera con mucha más fuerza, poniendo por encima de todo el amor y el compromiso para con su pequeño. Nada más importa. Su sacrificio hará mejor al niño y a ellos también.

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