¿Qué puede motivar la violencia contra bebés y niños indefensos?
La matanza de por lo menos un bebé y un niño ha sacudido desde muy temprano no sólo a la pequeña localidad de Dendermonde en Bélgica, sino al mundo entero por su salvajismo. Que se recuerde, no existen antecedentes ni registros de que algo semejante haya ocurrido antes.
Se sabe que el atacante tenía la cara pintada de blanco y negro, que apuñaló a sus víctimas indiscriminadamente y que huyó en bicicleta hasta ser capturado una hora y media después.
Pero si ya es poco lo que se sabe oficialmente sobre sus motivaciones, es casi imposible para una persona medianamente estable el poder siquiera acercarse a imaginar por qué esta persona actuó de esta manera.
Nadie que esté en sus cabales podría abrir la puerta de una guardería y levantar un arma blanca sobre un indefenso pequeño. Incluso tratar de ponernos en su lugar e imaginarnos el suceso paso a paso desde su punto de vista bastaría para sublevar al máximo todos nuestros sentimientos de aberración, repugnancia e indignación frente a este acto.
Una venganza, un desengaño amoroso o cualquier otra cosa no son razones ni remotamente suficientes para ello. La explicación más probable podría ser algún tipo de desequilibrio mental, emocional, o un fanatismo radical.
Hasta el momento no se conocen las causas. Pero este lamentable hecho debería servir para revisar las medidas de seguridad que se toman en los centros educativos frente a la posibilidad de estos ataques y a otros, que si bien son más leves en comparación, son muchísimo más frecuentes y que, tristemente, suceden cada vez más seguido.
¿Se sabe de otros casos similares a este? De lo que hemos podido investigar, no hay antecedentes. Pero si los hay, esperemos que no se vuelvan a repetir nunca más. Por el bien de los niños; por el bien de la humanidad.
Se sabe que el atacante tenía la cara pintada de blanco y negro, que apuñaló a sus víctimas indiscriminadamente y que huyó en bicicleta hasta ser capturado una hora y media después.
Pero si ya es poco lo que se sabe oficialmente sobre sus motivaciones, es casi imposible para una persona medianamente estable el poder siquiera acercarse a imaginar por qué esta persona actuó de esta manera.
Nadie que esté en sus cabales podría abrir la puerta de una guardería y levantar un arma blanca sobre un indefenso pequeño. Incluso tratar de ponernos en su lugar e imaginarnos el suceso paso a paso desde su punto de vista bastaría para sublevar al máximo todos nuestros sentimientos de aberración, repugnancia e indignación frente a este acto.
Una venganza, un desengaño amoroso o cualquier otra cosa no son razones ni remotamente suficientes para ello. La explicación más probable podría ser algún tipo de desequilibrio mental, emocional, o un fanatismo radical.
Hasta el momento no se conocen las causas. Pero este lamentable hecho debería servir para revisar las medidas de seguridad que se toman en los centros educativos frente a la posibilidad de estos ataques y a otros, que si bien son más leves en comparación, son muchísimo más frecuentes y que, tristemente, suceden cada vez más seguido.
¿Se sabe de otros casos similares a este? De lo que hemos podido investigar, no hay antecedentes. Pero si los hay, esperemos que no se vuelvan a repetir nunca más. Por el bien de los niños; por el bien de la humanidad.
Foto: El Pais
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