Mi hijo no sabe bailar

El baile tiene muchas razones para ser imprescindible en la vida de un niño. Esta es movimiento, expresión y socialización constante; precisamente lo mismo que hacemos al bailar. Ahora bien, muchas veces pensamos erróneamente que si nuestros pequeños no bailan como "normalmente" se ve bailar a un niño, es porque no sabe. Nada más alejado de la realidad. Ante un estímulo musical, cada niño reaccionará de distinta manera. Algunos moverán las caderas, otros correrán en círculos alrededor de la habitación, otros se podrán a saltar en el sitio sin parar, otros gritarán de alegría y algunos pocos harán algunos pasitos aprendidos de baile. Pero no es necesario que el niño "sepa bailar" para que baile.

Lo importante es que responda al estímulo y los beneficios que este le traerá en su desarrollo integral. En los niños, el baile no es tan importante por aprender a hacer los pasitos de moda, sino como recurso de expresión, entre otras muchas cosas. Bailar ayudará al pequeño a coordinar sus movimientos (psicomotricidad gruesa) y a estar conciente de los de sus compañeritos; le dará nociones de ritmo, que son el inicio del largo camino hacia el dominio de las matemáticas y la noción del tiempo; es un vehículo muy útil para dejar aflorar la alegría de manera controlada; la música estimulará en su cerebro la capacidad para diferenciar y reconocer sonidos de instrumentos, agudos y graves, sincronía, al tiempo que las infinitas combinaciones de melodía enriquecerán su intelecto.

El baile es una actividad tan completa que si tuviéramos que compararla con un deporte, este sería la natación, donde todos los grupos musculares participan y se desarrollan simultáneamente. Al bailar, se trabajan los músculos del cuerpo, de la mente, de la socialización y la capacidad de expresarnos de nuevas formas.

Así es que recuerda: Si tu hijo es feliz bailando, entonces sí que sabe bailar!

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