Del Pañal al Baño: Control de Esfínteres en los Niños
Si bien los papás pueden apoyar de manera fundamental a los niños en este proceso de aprendizaje, generalmente no lo vemos más que como un gran alivio o un ahorro económico. En realidad, el control de esfínteres en el niño es de una importancia vital para su desarrollo personal y psicológico.
Un primer consejo es el tomarlo con naturalidad. Si bien para la mayoría de los adultos las heces producen acto y rechazo, en un niño pequeño de dos años de edad sus excrementos son algo muy valioso, no sólo porque lo toman como parte de su cuerpo, sino por ser una herramienta de control sobre el adulto. Es necesario tener esto muy en cuenta al iniciar el proceso para proceder consecuentemente.
No hagas aspavientos cuando orina o hace su deposición, ni te refieras a él o a sus excrementos con expresiones hostiles o de rechazo. Poco a poco, a medida que el niño comprenda mejor, enséñale que la orina y las heces ya no le sirven para nada a su cuerpo y que son desechos. Indícale que debe depositarlos en un sitio que esta hecho para esto, con el fin de que él se mantenga limpio y evite enfermarse.
Para que el niño pueda empezar a controlar esfínteres debe poder hacerlo orgánicamente, es decir, tener el sistema nervioso, digestivo y urinario completamente desarrollados. Hasta el año y medio la vejiga retiene la orina por tan sólo dos horas. A partir de esta edad, algunos aprenden a controlarse de día y logran hacerlo con regularidad recién después de los dos años. El control nocturno puede tardar hasta los tres años aproximadamente. Recuerda que todos los niños son distintos entre sí y que el tiempo que tarden en controlar sus esfínteres puede variar de un niño a otro. La señal más clara de que un niño está preparado es cuando lo dice después de ensuciarse o cuando se esconde en algún rincón para hacerlo. En general, empiezan a avisar a los dos o tres años y de vez en cuando van solos al baño.
En algunas familias el inicio del control de las necesidades del niño se convierte en el tema de conversación y todo un suceso. Esto es poco recomendable, pues el niño lo utilizará para llamar la atención. Se recomienda manejar el asunto con naturalidad, con la aceptación y el amor de siempre. Algunos niños incluso quieren juguetear con sus heces luego de expulsarlas. A pesar del rechazo que esto pueda producirte, no debes actuar mostrando rechazo y asco. El niño podría tomarlo como que algo no está bien con él o como que no es aceptado, propiciando que lo haga de nuevo, esta vez para llamar la atención. Es preferible proporcionarle materiales como arcilla o plastilina para distraerlo. Gradualmente sus heces perderán el "encanto" y el niño ya no les prestará mucha atención.
A continuación algunos consejos para ayudar a que el niño haga un control adecuado de sus esfínteres:
Un primer consejo es el tomarlo con naturalidad. Si bien para la mayoría de los adultos las heces producen acto y rechazo, en un niño pequeño de dos años de edad sus excrementos son algo muy valioso, no sólo porque lo toman como parte de su cuerpo, sino por ser una herramienta de control sobre el adulto. Es necesario tener esto muy en cuenta al iniciar el proceso para proceder consecuentemente.
No hagas aspavientos cuando orina o hace su deposición, ni te refieras a él o a sus excrementos con expresiones hostiles o de rechazo. Poco a poco, a medida que el niño comprenda mejor, enséñale que la orina y las heces ya no le sirven para nada a su cuerpo y que son desechos. Indícale que debe depositarlos en un sitio que esta hecho para esto, con el fin de que él se mantenga limpio y evite enfermarse.
Para que el niño pueda empezar a controlar esfínteres debe poder hacerlo orgánicamente, es decir, tener el sistema nervioso, digestivo y urinario completamente desarrollados. Hasta el año y medio la vejiga retiene la orina por tan sólo dos horas. A partir de esta edad, algunos aprenden a controlarse de día y logran hacerlo con regularidad recién después de los dos años. El control nocturno puede tardar hasta los tres años aproximadamente. Recuerda que todos los niños son distintos entre sí y que el tiempo que tarden en controlar sus esfínteres puede variar de un niño a otro. La señal más clara de que un niño está preparado es cuando lo dice después de ensuciarse o cuando se esconde en algún rincón para hacerlo. En general, empiezan a avisar a los dos o tres años y de vez en cuando van solos al baño.
En algunas familias el inicio del control de las necesidades del niño se convierte en el tema de conversación y todo un suceso. Esto es poco recomendable, pues el niño lo utilizará para llamar la atención. Se recomienda manejar el asunto con naturalidad, con la aceptación y el amor de siempre. Algunos niños incluso quieren juguetear con sus heces luego de expulsarlas. A pesar del rechazo que esto pueda producirte, no debes actuar mostrando rechazo y asco. El niño podría tomarlo como que algo no está bien con él o como que no es aceptado, propiciando que lo haga de nuevo, esta vez para llamar la atención. Es preferible proporcionarle materiales como arcilla o plastilina para distraerlo. Gradualmente sus heces perderán el "encanto" y el niño ya no les prestará mucha atención.
A continuación algunos consejos para ayudar a que el niño haga un control adecuado de sus esfínteres:
- El niño controlará de manera natural sus esfínteres si evitas disgustarte cuando no lo logra.
- Proporciónale un clima de hogar cálido, libre de disgustos y tensiones.
- No esperes que deje de mojarse durante la noche si aun no se controla bien por el día.
- Si ya está verdaderamente preparado para controlarse, no lo cambies inmediatamente después de haberse ensuciado.
- Llévalo al baño regularmente y felicítalo cuando lo haga por sí mismo.
- Evita que ingiera líquidos por lo menos dos horas antes de acostarse. Si ves que a pesar de todo se sigue mojando en la cama, calcula la hora en que se orina y despiértalo a esa hora para ir al baño, pero procura que sea una sola vez y a la misma hora.
- No demuestres entusiasmo por la deposición del niño, pero tampoco asco. Házle notar lo cómodo que es estar limpio. Utiliza para esto una bacinica cómoda y segura. Ponla siempre en un mismo lugar para que se acostumbre a ella, pues si no la encontrara podría mojarse en los pantalones sin tener cómo remediarlo.
Con estos consejos este gran paso de tu hijo lo dará sintiéndose apoyado, querido y cómodo. La mejor manera de hacer las cosas es sin pensar en que se tienen que hacer, sino en lo importante que es hacerlas adecuadamente para las personitas que más amamos en el mundo.
Fotos: Pediatra en Linea, Universidad de Illinois, Pampers
Tags Blogalaxia: Esfinteres, Bacinica, Niños, Mi Kinder, Enseñanza.
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